La vitalidad de Marilú Marini, que estrenó en Netflix y sigue con nuevos proyectos: “En mi mente aún tengo 20 años”

Con boina blanca, lentes oscuros y un suéter a rayas blancas y negras, se conecta a la entrevista desde Rennes, capital de Bretaña, al norte de Francia. El típico gusto francés no puede estar mejor representado por esta marplatense nacida con el nombre de María Lucía Marini en 1940, pero conocida en la Argentina y en Europa como Marilú Marini.

A los 85 años, describe a uno de los personajes que quizá comparta más aspectos de su vida personal entre todos los que le tocó interpretar. Se trata de Martha Hoffman, una excéntrica y adinerada mecenas de 83 años, que es internada en una clínica psiquiátrica a pedido de sus hijas, quienes -atemorizadas de que esté despilfarrando la fortuna familiar- aseguran que sufre de demencia y hacen un planteo judicial para que se la declare insana.

Este trabajo, con el que nos deleita por su actuación a la altura de su habitual excelencia, pertenece a la película 27 noches (recientemente estrenada en Netflix), que en septiembre inauguró la 73ª edición del Festival de Cine de San Sebastián. Dirigida y protagonizada por Daniel Hendler, cuenta con producción de Santiago Mitre y Agustina Llambi Campbell; y está basada en la novela homónima de Natalia Zito e inspirada en hechos reales.

Una vida interesante y mucho afecto

Marilú habla con Clarín desde Rennes, porque está presentando una obra de teatro llamada Les Conséquences (cuyo autor y director es Pascal Rambert) y que próximamente participará en el Festival de Otoño de París. Además, empezará a filmar otra película y tiene el proyecto de hacer una obra de teatro en la Argentina en 2026.

Marilú Marini inició su carrera desde la danza contemporánea presentándose en el icónico Instituto Di Tella. Foto NetflixMarilú Marini inició su carrera desde la danza contemporánea presentándose en el icónico Instituto Di Tella. Foto Netflix

Así de hiperactiva sigue esta actriz que es definida, según las nuevas formas de comunicación, como “adulta mayor”, una franja etaria que tiene características y problemáticas muy especiales, algunas de las cuales sirvieron de disparador para 27 noches.

Dice Marilú: “Soy una adulta mayor, como se dice ahora. Soy una mujer de 85 años que está trabajando, que por suerte tiene una vida interesante y mucho afecto a su alrededor. También debe haber gente que no me soporta, lo cual es lógico (risas). Y por supuesto que hay mucha hermandad entre mi personaje, Martha Hoffman y Marilú Marini. Ese espíritu inquisitivo de la vida, esa curiosidad que tiene Martha, yo los comparto. Para mí son cosas esenciales para seguir adelante”.

El director y también protagonista de 27 noches, Daniel Hendler, explicó que el personaje de Martha Hoffman está inspirado en una persona real que se vio envuelta en un complejo caso que tuvo lugar a principios de los 2000, en Buenos Aires. Era una mujer de 83 años que fue diagnosticada con enfermedad frontotemporal, una especie de demencia por la que fue encerrada en un neuropsiquiátrico. Allí permaneció 27 noches incomunicada, intentando contactar con sus amigos para que la liberasen.

Marilú Marini obtuvo el Konex de Brillante y hasta fue condecorada por el gobierno francés con la Orden de las Artes y de las Letras. Foto Emmanuel Fernández
Marilú Marini obtuvo el Konex de Brillante y hasta fue condecorada por el gobierno francés con la Orden de las Artes y de las Letras. Foto Emmanuel Fernández

Martha, según Hendler, era una persona adinerada que comenzó a vivir su vejez sin hacer caso a los manuales que impone la sociedad a los adultos mayores, generando así una sensación de descontrol en su círculo familiar, que temía por su salud o, acaso, por el derroche de la fortuna.

En esta película, que tiene toques de comedia y policial, se rompe el estereotipo de la “abuelita”, ya que el personaje abre su casa a toda clase de amistades, dándoles lugar al deseo y al erotismo, lo que desata una crisis en sus herederas. Una de las hijas es encarnada por Carla Peterson, que ya había hecho de hija del personaje de Marilú Marini en la serie Guapas (2014).

Remolinos de energía

Marilú Marini habla de la avasallante energía que tiene su personaje de 27 noches, pero también de las fisuras que oculta en su interior: “Lo que me interesa siempre en un personaje que tengo que encarnar es esa parte áspera, no por incómoda, sino porque no es liso, porque no todo es lindo, bello. Martha tiene una energía vital que la salva, pero también ha estado en vorágines y remolinos, y lo interesante es cómo ha salido de ellos. Lo que me atrajo es que el personaje está presentado con todas esas facetas”.

En "27 noches" Marini es una excéntrica y adinerada mecenas de 83 años, que es internada en una clínica psiquiátrica a pedido de sus hijas.En “27 noches” Marini es una excéntrica y adinerada mecenas de 83 años, que es internada en una clínica psiquiátrica a pedido de sus hijas.

Con respecto al elenco de la película (Carla Peterson, Humberto Tortonese, Paula Grinzpan y el propio Hendler), Marilú afirma: “Es un lujo estar rodeada por esos colegas… Aparte debo decir que Daniel, como director, crea un clima de trabajo muy solidario. Es alguien tranquilo y, al mismo tiempo, muy minucioso. Tiene una gran precisión sobre lo que quiere obtener”.

-¿Cómo compusiste el personaje; en lo personal pasaste por situaciones similares a las de tu personaje?

-Mi cocina de la actuación no está en otro lugar más que en mí misma. Ahí está el espacio donde buscar, bucear, sondear. Después, podés tener mucha información, documentación, leer obras, tener contacto con archivos que se refieran a lo que estás creando y tratando de encarnar. Pero el lugar de encuentro de tesoros, o brutalidades que también sirven, es uno mismo.

-¿Conocés casos cercanos que pudieron inspirarte?

-Sí. Para crear a Martha, además, me referí a gente que conozco o conocí, a mujeres extraordinarias, adultas mayores, que seguían presentes en la vida, no estratificadas, no rigidizadas. En situación de devenir, de proceso… Traté de que estuvieran presentes a través de mi cuerpo. Yo no creo un personaje de una forma intelectual, el asunto es cómo hacerlo carne.

-Muchos adultos mayores o sus hijos se podrán ver identificados en lo que le ocurre al personaje de 27 noches.

-Sí. La idea era que el espectador se pudiera identificar, que esa Martha fuera el espejo de alguien que la gente pueda conocer o pudo haber conocido. Pero para llegar a eso, para mí era esencial darle un cuerpo, no una idea. Espero que esas identificaciones ocurran, porque es lo que pretendo como actriz, y la búsqueda que tuvimos con Daniel para “parirla” a Martha Hoffman.

-Indirectamente, la película también enfoca la problemática de la Ley de Salud Mental…

-Lo que hay que ver es cómo este tema tan delicado se maneja de una forma honesta. La persona a la cual se interna tiene que tener también una voz. Por supuesto que hay casos de psicosis aguda, esquizofrenias, etcétera, que van más allá de eso, pero hay que ver por qué se llegó a eso y cómo se interna. Y qué se hace a partir de esa internación. Tiene que estar dominada por una ética profesional en vez de por un interés personal.

El sostén de la familia

Marilú Marini inició su carrera desde la danza contemporánea presentándose en el icónico Instituto Di Tella, donde participó en algunos de los primeros happenings que tuvieron lugar en la Argentina. Su consagrada trayectoria en teatro, cine y televisión la llevó a ganar muchísimas distinciones, entre ellas el Konex de Platino y el de Brillante; y hasta fue condecorada por el gobierno francés con la Orden de las Artes y de las Letras.

"Siento que la actuación me da una posibilidad de juventud, un acceso a tener que estar con el cuerpo siempre presente", dice Marini. Foto Emmanuel Fernández“Siento que la actuación me da una posibilidad de juventud, un acceso a tener que estar con el cuerpo siempre presente”, dice Marini. Foto Emmanuel Fernández

En 1975, se exilió voluntariamente en París, donde desarrolló una reconocida carrera teatral (declaró que se fue porque había recibido varias llamadas intimidatorias).

Tuvo el placer de trabajar junto a Catherine Deneuve, convocada por el director Hugo Santiago. Recuerda: “Fue una linda experiencia, porque no estaba tan formada en el lenguaje cinematográfico y Catherine fue una muy buena mentora. Me ayudó. Es una persona con cierta distancia, pero es cooperativa y solidaria. Me sorprendí porque tenía la idea de alguien muy alejado, lo es, pero eso no le quita que te dé un acceso a su profesionalismo. Se puede compartir una escena con ella, sin ningún tipo de problema”.

Instalada en su casa de París, cuenta que vive más en Francia que en la Argentina, porque allá tiene a toda su familia, compuesta por su marido, el actor Rodolfo de Souza, su hija Laura (42 años, trabaja en la administración pública) y sus nietos Diego (12) y Rafael (9).

Confiesa: “Mi familia es hermosa porque es afectuosa. Y en la Argentina tengo a mi hermano que se llama Rolando Federico, y unos sobrinos fantásticos. En los momentos en los cuales hay que apoyarse, tanto mi familia de la Argentina como la de acá (Francia) están siempre presentes”.

Agrega: “Para filmar 27 noches, estuve dos meses en la Argentina; también he estado otros dos meses, a principios de 2024, cuando hice la obra El corazón del daño en el teatro Picadero”.

Marilú Marini destaca que su marido es 11 años menor que ella (tiene 74 años), y eso da pie para bromear y relacionarla una vez más con el personaje de Martha, el cual también mantiene relaciones con hombres mucho menores.

En 1975, se exilió voluntariamente en París, donde desarrolló una reconocida carrera teatral. Foto NetflixEn 1975, se exilió voluntariamente en París, donde desarrolló una reconocida carrera teatral. Foto Netflix

Afirma: “Con Rodolfo estamos juntos desde el año 1989 y en el camino nos casamos, somos una pareja con libreta. Mi amor por él no ha declinado”.

-¿Hay algún secreto para que perdure esa conexión?

-No sé. Te puedo decir que nuestro amor ha evolucionado y se ha enriquecido, porque él es un hombre noble, tiene una gran nobleza de carácter y de alma. Me da confianza y apoyo. El amor a esta edad es una pista de despegue para abrirte al mundo. Y me imagino que también debés pensar qué sucede con la sexualidad y el amor físico…

-Todo eso evoluciona y sigue vigente con la libertad que da el transcurso de la vida.

-¿Cómo te llevás con el paso del tiempo, la actuación te inyecta juventud?

-Sí. Siento que la actuación me da una posibilidad de juventud, un acceso a tener que estar con el cuerpo siempre presente. Porque el asunto es el cuerpo, todo es cuerpo en esta vida.

-Además de actuar, ¿qué otras cosas hacés?

-Hago gimnasia, también un método que se llama Feldenkrais (sistema de educación somática que usa el movimiento para aumentar la autoconciencia corporal) con un profesor argentino muy bueno que se llama Mariano Pattin. Hago además kinesiología. Camino. Salgo. Me encanta ver exposiciones.

-Lo que me pasa es que yo en mi mente aún tengo 20 años. Pero el cuerpo no me da como antes, por eso trato de que ese cuerpo esté funcionando. No me refiero solo al cuerpo físico, sino al de lo emotivo, lo cognitivo, lo simbólico. Pienso que el problema con respecto a la gente grande, los adultos mayores como se los llama ahora, es que todo se vuelve rígido, porque se va perdiendo el movimiento. Y en la vida todo es devenir.

-Algo muy profundo aplicable tanto a las artes como a la vida.

-Claro. Mirá, yo tuve la suerte y el honor de trabajar con Peter Brook (influyente director de teatro, cine y ópera británico) y él decía, refiriéndose a las escenas, que nada es fijo. Por supuesto que el texto es el mismo, pero eso no está demarcado de una vez y para siempre. Toda esa situación es la misma pero evoluciona, cambia…

Y agrega: “Muchas veces, una escena la actuamos de otra forma, no cambiada por un capricho, sino porque la vida es movimiento, cambio… Como decía Heráclito de Éfeso (filósofo griego presocrático): ‘Uno no se baña dos veces en el mismo río’, y quiere decir que uno no es el mismo día tras día, es el mismo pero a la vez no es el mismo”.

Su mirada de nuestro país desde Francia nunca es distante. Está al tanto de todo lo que ocurre, le interesa, se preocupa… Y afirma: “Desde un punto de vista cultural, la Argentina es muy respetada en todo el mundo. En el Festival de San Sebastián hubo tres películas que nos representaron: la nuestra, Belén de Dolores Fonzi y Las corrientes de Milagros Mumenthaler. Y en el Festival de Venecia hubo cinco producciones argentinas”.

-¿Qué pensás de las políticas culturales?

-Estamos viviendo una situación muy delicada, no quisiera hablar más que eso. Me atañe, pero no puedo hacer nada. Solo deseo manifestar que a la cultura argentina no hay que dejarla de lado porque nos representa y es un blasón ilustre.

Los colegas que admira

Cuando se le pregunta sobre los actores que más admira y los de la nueva camada que la sorprenden, afirma que tiene “un altar grande”, y solo cita los que le vienen a la mente .

Dice: “De otra época, me marcaron mucho los italianos Totò (nombre artístico de Antonio De Curtis) y Anna Magnani. De nuestro país, recuerdo a Olinda Bozán. Me gusta mucho Cristina Banegas, y de las nuevas camadas: Erica Rivas, Julieta Zylberberg, Alejandra Flechner, Paola Barrientos… Tenemos un semillero de talento. Además, por supuesto, me encanta Meryl Streep… Y también Owen Wilson”.

Marilú no pierde oportunidad de mencionar a quien fuera su gran amigo, el recordado actor Jorge Luz, quien entre otras cosas le transmitió una cábala. Cuenta: “Antes de actuar, me persigno y escupo por sobre el hombro izquierdo. Es un poco lo que se hace en Grecia: en los bautismos ortodoxos, los padrinos escupen al demonio para alejarlo del bebé”. Y agrega: “De Jorge también aprendí que nunca hay que creérsela. Era un actor excepcional”.

-¿Sentís que dejás un legado, que hay un sello Marilú Marini que te identifica?

-Mi sello es que para actuar hay que tener empatía, humor y humildad. Poseer eso que tienen los niños, que es jugar con una seriedad absoluta, que no quiere decir solemnidad. Quiere decir estar abierto a todo. Que el imaginario esté siempre presente y fluido.

-Los actores con tanta trayectoria como vos suelen llegar a una especie de sutil síntesis y maestría, donde menos es más, y expresan con mínimos gestos un gran abanico de sentimientos. ¿Te pasa?

-Eso se logra, sí. Porque es la manera de vehiculizar; tenés acceso a tu cuerpo de una forma más directa. Lo que pensás, o en lo que te estás concentrando en cada momento, se hace carne. Por otra parte, sé que tengo un rostro muy expresivo. Así que, a lo mejor, eso también me juega a favor.

Fuente: www.clarin.com

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